La deuda pública española, lo que el Estado debe, son 459.000 millones de euros. El rescate de la banca ha supuesto 60.000 millones de euros, eso dicen ocultando la cifra real. El rescate de las cajas de ahorro requiere de otros 40.000 millones. Los planes de I+D+i, subvenciones directas a las empresas, 7.900 millones al año. Las partidas de los ministerios en subvenciones directas no se pueden sumar. El despilfarro en infraestructuras ineficaces, abismal. El coste de la M30 ha sido de 10.000 millones de euros. Esto supone que los madrileños deben pagar 250 millones al año hasta el 2040. Por supuesto, antes de que llegue el 2040 la M30 será una ruina inservible. Quién ha preguntado a los madrileños, si tuvieran fortuna que gastar, en qué quieren hacerlo. Acaso entre sus prioridades está hipotecar el futuro de sus hijos. Qué canallada, gastarse ese dineral en 10 kilómetros de carretera.
Fernando Martín, presidente de Martinsa, compró Fadesa con un crédito de 2.000 millones de euros de CAJAMADRID. Dos mil millones que se esfumaron. Pero más de 3.000 personas tienen que pagar a los bancos letras de 30.000 euros por unas viviendas que nunca se van a construir. Mientras tanto, en el año 2009, Martín se llevó 3 millones por su exitosa gestión. Ahora los 2.000 millones de euros es deuda pública española. El consejo de administración de CAJAMADRID que aprobó tan exitosa operación se embolsó, en el 2009, 17 millones. Y eso que la remuneración que perciben anualmente es un porcentaje ínfimo de lo que ganan. Comisiones, gastos, dietas, planes de pensiones, fichas. (Martín se embolsó 200 millones de comisiones por la compra de Fadesa y pasará a la historia como empresario ejemplar y prohombre a imitar). CAJAMADRID está pidiendo 5.000 euros del fondo de rescate de cajas. Es indecente que una empresa que retribuye a sus consejeros con cifras astronómicas esté subsidiada. Los subsidios sirven para pagar sueldos de lujo a los administradores.
Podríamos seguir, sería la cuenta de nunca acabar. Hoy, las empresas, los bancos, los ricos, son los grandes subsidiados del Estado. Con lo que cobra el consejo de CAJAMADRID se puede pagar el PLAN DE EMPLEO RURAL DE GRANADA, 18 millones al año. Y además tenemos que sufrir todos los días a esos subsidiados de lujo despotricando contra el PER. Y lo que gana uno con el PER se lo gasta en la tienda del pueblo, genera demanda interna que crea trabajo, circula el dinero. Lo que gana un mantenido de lujo vaya usted a saber en qué lo gasta, pero no se deja ni un céntimo en el barrio. La retribución de los consejos de administración de las 35 empresas del IBEX en el año 2009 ha sido de 350 millones de euros. Sin contar retribuciones especiales. El PER para toda España es de 184 millones.
Y dicen que crisis del Capital. Puro cuento. El Capital está en relación inversa con el trabajo. Cuanto menos reciba el trabajo, más se retribuye al Capital. Lo que le quitan a uno de sueldo o pensión, lo cobra el banquero o el empresario. Y desaparece de la circulación. Cuanto más sea el desequilibrio a favor del Capital entre retribución del trabajo y retribución del Capital, mayor degradación social, más paro y miseria.
Nos dicen que es hora de ajuste porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Qué ironía, ¿quiénes, quién ha vivido por encima de sus posibilidades? Los que ahora se están subiendo las sueldos, las empresas del IBEX, todas subsidiadas, han incrementado la retribución a los consejeros el 16% en el último año. Ellos que han causado la crisis. Todo el país hecho unos zorros, y ellos subiéndose el sueldo, para dar ejemplo. Tienen buenos ejemplos que seguir:
Margaret Thatcher, una agradecida mujer del pueblo. Su madre cosía para fuera. Era aplicada en los estudios, gracias a la escuela pública, a su tesón e inteligencia, se hizo mujer ilustrada. Para que no cundiera el ejemplo, cuando llegó al poder acabó con la educación pública. Por ineficaz, generaba monstruos como ella. Como Esperanza Aguirre, una mujer de alcurnia maldiciendo a las feministas, esas que no se conformaban con trabajar en casa. Ahora ella, de lideresa, ejemplo de mujer hecha a sí misma contracorriente. O Álvarez Casos, apaleando a los que se manifestaban a favor del divorcio, iban a romper los valores sagrados de España. Ahora, después de varios matrimonios, se ha pasado al amor libre. Bienvenido. Es un adelantado a su época. Berlusconi, enriquecido con el dinero de las drogas, la prostitución, el tráfico de armas, y la extorsión mafiosa. Se ha hecho con el Estado. Ahora quiere cambiar la Constitución, contiene demasiados derechos sociales, habla mucho de personas, y poco de empresas y dinero. Así no se puede gobernar. Ellos solos, luchando por el progreso, contra todos. Ellos que se han promocionado haciendo de esquiroles, que han ascendido a cambio de denigrar los beneficios que ahora usufructúan. Ellos riéndose de quienes se han dejado el pellejo y la vida para que ellos se dieran la gran vida sin arriesgar un pelo. Ellos dando lecciones de progreso, modernidad, liberalidad al resto, tienen la fórmula del triunfo fácil y el éxito clamoroso. Siempre a cobijo del poder, contra el pensamiento, de látigo fácil contra el débil, asaltabolsillos de indefensos, lisonjeros del fuerte, enjalbegadores de sepulcros.
No hay salida. El Capital seguirá reinando en una Tierra destruida, arrasada por las guerras, ofendida por hambrunas, enferma de pestilencias. Estas reformas que ahora nos anuncian prefiguran un futuro de espantos. La contrarreforma laboral no generará empleo, facilitará el despido y la explotación. Ya no quedan derechos laborales, trabajar es sinónimo de esclavitud. Más de tres millones de trabajadores sufren en silencio acoso laboral y están medicados por estrés. La liquidación de los derechos sociales alumbra una época de dominio absoluto del Capital. Ha logrado hacer del Estado su sucursal, le dicta lo que está bien, lo que debe hacer. La contrarreforma no es un hecho puntual. Es un proceso que se inicia con la Thatcher en los años ochenta y concluirá cuando se liquiden los derechos laborales, el sistema de pensiones, el seguro de desempleo, la sanidad y la escuela pública, los impuestos sobre el patrimonio y la renta de los ricos. Concluirá con la privatización de todo, el litoral, las aguas de los ríos, el genoma humano, y el de las plantas y los animales, incluso la Luna y las estrellas. Ya hay una empresa israelí que vende parcelas en la Luna. Es significativo de la confianza que les merece la Tierra.
No. Aceptar esta reforma es allanar el camino al poder absoluto. Ni una más. Debe entenderse como una declaración de guerra. Si la banca quiebra que no la salven con nuestra sangre. Si el Euro está en peligro que desaparezca él antes que nosotros. Si el Estado quiebra, que no cobren los acreedores. Por qué tenemos que pagar nosotros. Qué es más injusto, que no cobre el prestamista, o que pague quien no adeuda. Si debemos empezar, que sea cuanto antes. Desde cero, borrón y cuenta nueva. Es peor esta agonía que hacernos a la idea de que así no vamos a ninguna parte. Todo está perdido, por más recursos, reformas, esfuerzos y sacrificios que hagamos nunca será bastante. Todavía estamos a tiempo, no derrochemos lo poco que nos queda en un saco sin fondo. Elegimos mal el camino y hemos desembocado en el infierno. No pasa nada. Podemos dar marcha atrás y acabar con el sistema financiero. Y además, ni siquiera tenemos que acabar con él. Basta con no tenerle en cuenta. Y no pasa nada si se hunden los bancos, si cae la bolsa, si desaparece el dinero. Son ellos o nosotros. No hay otra. A qué tanto miedo del final de la pesadilla. Despertemos, nada peor que seguir soñando en este mundo de Matrix donde nos suscitan deseos insulsos que se cumplen en ficciones hipnopómpicas inducidas. Mientras, nos chupan la sangre, nos secan la médula, estrujan la hipófisis, bloquean las sinapsis, exprimen las gónadas. Ahora la raya está trazada, que nadie se llame a engaño. O estas de un lado, o estás del otro. Si te mantienes neutral, estás de su lado. No queda espacio para la inocencia, desgraciadamente. Desgraciada mente la de quien ha ingeniado esta dinámica que nos aboca al precipicio cuanto más queremos huir del peligro. Afrontémoslo y desaparecerá.
Juan de la Lama
Abogado laboralista y militante de CNT
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