sábado, 4 de octubre de 2008

La conexión italiana de Unidad Editorial

La nueva Unidad Editorial nació con la adquisición de Recoletos en abril de 2007 por parte de Unedisa, editora de El Mundo. Pero la nueva empresa, “el grupo de prensa escrita y electrónica más importante del mundo en lengua castellana”, según declaran sus directivos, en su bautismo va a tener un padrino italiano. Se trata de Rcs Mediagroup, acrónimo del grupo Rizzoli-Corriere della Sera, editor del mayor periódico de Italia y ya dueño del 96% de Unedisa. La compra de Recoletos, que ya tenía una alianza con Unedisa, ha costado a Rizzoli 1.100 millones de euros.

Giovanni Vegezzi / Redacción

“Unedisa ha muerto, viva Unidad Editorial”. De esta forma, Jorge de Esteban, presidente de Unedisa, editora de El Mundo, presentaba el pasado julio la nueva empresa nacida de la fusión de su compañía y del grupo Recoletos. El nombre de Unidad Editorial, que ya utilizaba en el pasado Unedisa, ahora va a designar el nuevo conjunto surgido de la integración de las dos empresas, cuyo control está ahora en las manos del grupo italiano Rizzoli. De esta manera, esta compañía aumentará y diversificará su presencia en el mercado español. Al diario de información general El Mundo se le suma el deportivo Marca, el económico Expansión y los especializados Diario Médico y Gaceta Universitaria. Unidad Editorial agrupará también varias revistas semanales como Yo Dona, Actualidad Económica y Magazine, entre otras. A estos medios hay que añadir Radio Marca y las dos cadenas de Televisión Digital Terrestre de Veo TV, de gran valor estratégico con vistas al paso a la Televisión Digital Terrestre en 2010.

La nueva Unidad Editorial ha puesto en marcha un ‘Plan de bajas incentivadas’, con el fin, según afirman, de “evitar la duplicación de cargos”. Sin embargo, el patrón italiano no pone el énfasis en la organización sino en el ahorro de gastos. En un comunicado que anunciaba en julio su plan de expansión, Rizzoli declaraba un beneficio de entre 15 y 20 millones de euros por la integración de Unedisa y Recoletos. Los sindicatos ahora están vigilando la efectiva voluntariedad de las bajas y las condiciones de rescisión del contrato.

Los nuevos dueños
La adquisición de Recoletos consolida la presencia de las empresas italianas en los medios del Estado español, donde operan ya el grupo Berlusconi, dueño de Telecinco y De Agostini que controla Antena 3. El año pasado también se registró la llegada del grupo Il Sole24Ore, dueño del mayor periódico económico italiano, que se convirtió en el principal accionista de la sociedad editora del nuevo diario El Economista.

La nueva Unidad Editorial, que presume de ser líder en la prensa escrita en castellano, va a tener la cabeza en otro lado, particularmente en Milán, donde está el cuartel general de Rizzoli. Este grupo, con participaciones en diferentes sectores mediáticos de Italia, Francia, España y Portugal, no tiene un único socio mayoritario, sino que en su consejo de administración se sientan los representantes de las grandes empresas del país. El grupo está controlado por un pacto entre 15 accionistas, entre los que destacan los dos mayores bancos italianos (Intesa Sanpaolo y Unicredito), Mediobanca (la banca más importante de inversión industrial del país), grandes empresas (Fiat y Pirelli) y seguros (Fondiaria y Generali). Son ellos los que van a controlar la futura Unidad Editorial. En el Estado español, tampoco perderán la posibilidad de ejercer su control como ya sucede en Italia.

Y ahora sobre todo, cuando las relaciones económicas entre ambos países parecen aún más estrechas: este año se han realizado algunas grandes operaciones financieras entre empresas españolas e italianas bajo la coordinación de sus gobiernos, que hacen pensar en un nuevo eje político-económico Madrid- Roma. El impulso vino de la cumbre hispano-italiana celebrada en Ibiza en febrero. Allí Zapatero y Prodi se pusieron de acuerdo para favorecer una serie de fusiones entre grandes grupos. Enel, empresa energética italiana, cuyo mayor accionista es el Estado, obtuvo luz verde para la compra de Endesa. Como contrapartida Telefónica va a entrar en el accionariado de Telecom Italia, y el Gobierno italiano promete no obstaculizar más la fusión entre los grupos gestores de autopistas Abertis y Autostrade. En este escenario, los accionistas de Rizzoli, muchos de ellos comprometidos en estas operaciones, sacan provecho del control de un grupo del tamaño y de la influencia de la nueva Unidad Editorial.

Dirección: América Latina
Pero aparte de una mayor presencia en el prometedor mercado español, Rizzoli y sus accionistas tienen intereses que van más allá. Según las declaraciones del consejero delegado Antonello Perricone, el grupo tiene proyectos de expansión fuera de la UE. Y aquí Unidad Editorial va a desempeñar bien su papel: “España podría ser la plataforma para una expansión en América Latina”, dijo Perricone. Las fusiones con empresas españolas abren en efecto este mercado a las firmas italianas, y donde hay interés económico hará falta una buena presencia editorial. Poco importa entonces si Unedisa ha muerto: “¡Viva Unidad editorial!”. Junto a José de Esteban lo dicen también los accionistas de Rizzoli. En Milán ya hacen las cuentas para un nuevo plan de desarrollo. Dirección: América Latina.

EL GRUPO RIZZOLI Y LA SOMBRA DE BERLUSCONI Y AGAG
Al grupo mediático italiano Rizzoli, con una gran red de medios europeos en su poder, nunca le han faltado admiradores. En el verano de 2005 fue objeto de una tentativa de compra por parte de un constructor romano, Stefano Ricucci, luego procesado por especulación financiera con información privilegiada y otras irregularidades.

Ricucci, hasta aquel momento desconocido, llegó a comprar hasta casi el 20% de Rizzoli. La operación era parte de un plan más amplio de empresarios y banqueros que querían hacerse con dos grandes bancos y con el grupo editorial, ayudándose de manera ilegal y recíproca.

Todavía los fiscales no han aclarado si había alguien detrás del desconocido Ricucci. Sin embargo, de las escuchas telefónicas publicadas por el diario La Repubblica se deduce el apoyo político de Silvio Berlusconi, que ha soportado siempre mal las críticas del Corriere a su Gobierno, y el interés en la operación de Alejandro Agag, yerno del ex presidente del Gobierno José María Aznar, buen amigo de Berlusconi. Las intenciones del constructor y sus contactos políticos fueron bloqueadas después de que los fiscales airearan diversas irregularidades y por la oposición de los accionistas de Rizzoli a que un personaje ajeno a las grandes familias italianas se hiciera con el poder del grupo.

Artículo publicado originalmente en DIAGONAL:
http://www.diagonalperiodico.net/article4551.html

Septiembre 2007

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